Vendo seguros para besos robados, yo se los repongo

domingo, 20 de febrero de 2011

Nunca fui responsable.

Yo tuve una tortuga.
Se llamaba Tuga.
Me la regalaron cuando tenía 6 años.
La tuve por dos hermosos años.
Había crecido muchísimo.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Pero fue hace nueve años.
Mis padres se habían ido de viaje,
yo me había quedado con mis abuelos.
Íbamos diario a mi casa a darle de comer a mi perro
y en una ocasión de esas 21,
como la buena y cariñosa dueña que era
saqué a mi tortuga al jardín,
la observé por unos 10 minutos,
luego me metí a la casa porque mi abuelo me había hablado,
dejé a la pobre Tuga sola en el pasto.
Cuando regresé ya era demasiado tarde
¡Tuga no estaba!
La busqué por horas (en realidad fueron como 5 minutos)
y nada.
Y nada.
Y nada.
Pasaron los días, semanas.
Un día (cuando ya había olvidado a Tuga
y con un remplazo de ella exactamente igual)
iba llegando del cole y mi mamá me habló,
"Fer, te tengo que enseñar algo, ya eres una niña grande
y no debes de llorar"
Fue lo más guay y despiadado
que alguien jamás me pudo enseñar,
¡Joder, era el cadáver de TUGA!
TUGA, ¿qué coño?
Tenía ocho años, madre.
La agarré y la sostuve en mi mano,
estaba disecada y seguía verde
podía ver desde su cabeza hasta su cola
vacía.
Obviamente solté una lágrima,
tal vez dos, o tres.
Después de eso supe que
no era lo suficientemente responsable
para tener una mascota.
Tiré a Tuga II por el retrete,
pensé que iba poder llegar a un río
y ser muy feliz.
Todavía conservo a Tuga I 
en algún sitio de mi cuarto.

domingo, 26 de diciembre de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

Cómo.

Hoy es un día igual que ayer y ayer fue un día igual que hoy y el viernes fue un día diferente a todos los anteriores y futuros de toditita mi existencia. El teléfono sonó a las 4 de la mañana y era mi tía que estaba llorando porque mi abuelito estaba muy mal, mi madre y yo fuimos corriendo a su casa -fue literal, vive a ni una casa de distancia- yo esperé afuera a una ambulancia que llegara antes que yo muriera de frío, esperé 20 minutos, ni más, ni menos. Mi mamá y tía habían ido a por mi abuela que estaba con mi otra tía y me habían dejado solita con los 2 paramédicos y mi abuelo. Lo que después vi fue algo que en verdad no espero que alguna vez de ustedes vieran jamás en sus vidas. Vi cómo mi abuelo daba su último suspiro, vi cómo un corazón dejaba de latir, vi cómo mi abuelo moría. No he derramado ni una lágrima después de eso.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Entradas.

Siempre quise tener un blog, nunca me había atrevido por pena, por "qué tal y escribo tan horripilantemente, oso gooe" pero al fin y al cabo me atreví y ahora soy una bloggera más del montón. La verdad ahora que ya lo tengo, ni siquiera sé que escribir, si les cuento mis aburridas anécdotas o algo, ¡Algo!
  Mejor les cuento de una teoría que tenemos una amiga y yo. Se llama "Teoría de la relatividad" y la ponemos en práctica cada que vemos a alguien guapo en féisbuc, lo agregamos y para "empezar la plática" le preguntamos qué opina acerca de la teoría de la relatividad. La verdad solo la hemos puesto en práctica dos veces y funcionó una -vaya que funcionó- pero ¿qué tal y si alguno de ustedes fuera el próximo? Ahora ya sabe mis negras intenciones al respecto.